TOREANDO EN LA PLAZA DE TUS SUEÑOS ..

“Toreando en la plaza de tus sueños”

Suenan los clarines… y su melodía te trae recuerdos de “Triana Costalera” o “Rocío”. Llegó la hora de saltar al ruedo, hoy tienes una cita importante, toreas en la plaza de tus sueños. Igual que ayer, seguro que igual que mañana. Pisas el bendito albero en el que se mezclan historias personales, vivencias, recuerdos, tiempos de nostalgia e ilusiones anheladas. Pisas, en definitiva, el albero de la vida, de tu vida. De esa vida que construyes dándole medias verónicas a los ratos de amistad, a las tertulias costaleras, a las marchitas sonando en cd del coche, a las conquistas de algunas muchachas, a las horas de leve trabajo y a las noches de messenger, foros y blog.

Te has tomado tu tiempo en vestirte el traje de luces en el que brillan los caireles de la nostalgia. El brillo de aquella chicotá interminable bajo tu “zapatero”; el destello de aquella sevillana que te cantaron al oído una noche por la Aldea; el resplandor que dejó en el corazón esa inolvidable noche de tertulia después del ensayo… tantas y tantas cosas vividas que, sin que tu siquiera te hayas dado cuenta, han ido tejiéndote el traje de tu vida, que precisamente por estar cuajado de luces, a veces es capaz también de producir sombras.

Vas camino de la plaza. A esperar como siempre que se abra el portalón de la vida para ver que sale de dentro. A lo mejor te encuentras algún bicho que asuste, alguno cuyos cuernos afilados te hagan sentir miedo por si arañan tu piel con sus envidias, falsedades y traiciones. Tu sabes que hay revolcones en la arena que no se sabe como llegan, pero que te dejan el alma dolorida. Pero sabes también que hay que levantarse, porque hay que seguir de frente, aunque sea a pasito racheao. Los buenos toreros cuentan sus premios más que por los trofeos conseguidos…. por las cicatrices en el cuerpo, (aunque a vece las cicatrices en el alma son las difíciles de curar, porque se han hecho con cuernos astillados). Hasta a Él, ese que sobre tu cuello ha rezado en su Huerto, se ha hecho Nazareno o Expira cada año por el puente, sabe lo que es la traición de los suyos…

Ha llegado otra vez la hora de encontrarte con la gloria, y la tragedia, de la vida. Hay un burladero, cerca de ti, donde sabes tienes una cuadrilla de buenos amigos que está dispuesta a no fallarte. En las gradas, algún rostro bonito de mujer seguro que te sonreirá con coquetería y cierta eroticidad. Y arriba, vigilando, hay una Amargura que llora para que enjuagues tu cara con sus lágrimas. Las palmas, como sevillanas sonando en noche de candela o casa en el Rocío, dejarán paso a un silencio solo comparable con el que debajo de los faldones sientes cuando va a llamar el capataz. Llegó la hora, tu hora, la de cada día. Llegó el momento de saltar a la plaza y seguir poniéndote tu mundo por montera. Y al que no le guste, que no mire, pero hoy, como cada día, debes volver a torear en la plaza de tus sueños.





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