miércoles, 2 de junio de 2010

SOÑAR CON TRIANA Y AMANECER MACARENO.





Llegó vestido de peregrino del Camino de Santiago. Cuando lo vieron en la salida de Triana, el miércoles, muchos pensaron que Marcelino Lobato, riojano, se había confundido de peregrinación. Venía apoyado en su bastón rematado con la concha y la calabaza. Vestimenta ruda, azulada, con la rojiza cruz de Santiago en el pecho y el sombrero tostado cayéndole por ambos lados del rostro. Tiene más años que el tiempo, poblada barba blanca a juego con los largos cabellos. Mirada azul. El rostro lo tiene serpeado por las arrugas del camino. Parecía haber salido del Lazarillo de Tormes o de Rinconete y Cortadillo este personaje que, por su aspecto, estaba anclado en otro tiempo. Algún capillita hubiera visto en él una imagen de San Pedro para el misterio de su hermandad porque Marcelino parecía salido del taller de Miñarro.
Dicen que es uno de los que le han dado vida al camino de Santiago. Lo ha hecho por la Vía de la Plata, por el camino francés... hasta el de Castellón, que apenas conoce nadie. Dicen que sus pies han caminado unos 120.000 kilómetros a lo largo de su vida. No es de extrañar, por tanto, que sus botas estén hechas con la goma con la que fabrican las ruedas a las aviones.
Este año quería repetir la experiencia de 2003 para encontrase con la Blanca Paloma. Por eso hacía el camino con Triana. Sin embargo, no por mucho caminar uno deja de cometer errores y es que Marcelino, cuando Triana atravesó Castilleja, se despistó hasta el punto que, tras preguntar en una gasolinera, le dijeron: «¿Tu ves el simpecado que va por allí? Pues síguelo que ese es el de Triana». Y allí fue Marcelino, buscando el simpecado con el que hizo noche, tumbado bajo un árbol y con una manta en el suelo.
Cuando despertó, ni el simpecado era el de Triana ni en la gasolinera le habían indicado bien. Marcelino había hecho noche con la Macarena y con ella se presentó ayer en el Quema. «Haré todo la ida con la Macarena y, aunque me están tratando muy bien, quiero hacer la vuelta con Triana, que es con la hermandad con la que debería de haber venido si no me llega a equivocar», aseguraba ayer.
Como Marcelino, ayer eran miles los que bañaban su fe en ese Jordán rociero que es el Quema. La Macarena lo hizo con la parsimonia que da el tener un cortejo equilibrado. Ni la desmesura de unos ni la soledad de otros. El Ángelus rayando el mediodía y las oraciones y los vivas con el agua midiendo la altura de las rodillas.

ANTONIO RODRÍGUEZ. EL QUEMA Sábado , 22-05-10
Foto:Alejandro JC

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