Viernes de lluvia una vez más.El cielo negro amenazaba por el alto campanario de Escolapios.
Al llegar a la iglesia,y ver de nuevo el palio montado,que de recuerdos me vino a la mente de esa tarde gloriosa a sones de Salteras,que jamas olvidare.
Él, portentoso en su calvario, en su paso, en su verdad.Nosotros esperando la decisión que no queríamos escuchar.
Tras unos minutos allí,m diriji a ver la unica hermandad que estaba en la calle que hacia años que no veía,y la verdad que no me perdí nada,creo que a esa hermandad debe entrar aires nuevos.
La vuelta al coche fue larga pensativa,mojada,triste,y melancolica,acabando mi Viernes Santo sobre las 10 de la noche.
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