Hace tiempo, entré sin llamar por la ventana de una casa en la zona de la carretera de la sierra.Me cole a través de mis publicaciones y fotos que en algún momento gustaron a esa familia y se quedaron para siempre. Sin querer te enteras de muchas historias que hay dentro de cada balcón y detras de cada ventana.
24 de Marzo de 1989 , Jueves Santo
Un año más, la Carrera del Darro, era un bullicio de gente subiendo para ver la Hermandad de la Concha salir.En el callejón ya no cabía un alma y en la placeta del convento ya no entraban nadie más, solo las golondrinas de la tarde volando nerviosas por aquel lugar. La Alhambra testigo, como siempre, en su balcón de sultana con privilegiadas vistas y que seguro Boadil al asomarse ya soñaba con su Dios con túnica blanca.
Quedaban algunos minutos para las 8 y las puertas de la iglesia permanecían aun cerradas. Dentro, la Hermandad entera formada dispuesta a dar testimonio de fe como ellos solo saben, con olor a azucena y el tintineo de sus báculos.
Era la hora, era el momento de abrir el cerrojo del portalón, la cruz de guía besaba la Alhambra como todos los años al ser alzada, los costaleros del Cristo se metían para esa salida tan esperada; uno de ellos se despidió de su mujer con un beso , mirandola a los ojos y tocandole la barriga , dijo "os quiero".
Sonó el llamador a la voz del capataz y el paso iba poco a poco encarando el dintel mientras sus monjitas desde esos balcones de la gloria despedían a su Manuel.
De repente un murmullo en la iglesia, algo había pasado, el hermano mayor mandó parar la cofradia,y muda quedo la iglesia. En la placeta llegaba el rumor algo difuso , los nazarenos miraban atras para saber lo que ocurría.El paso arrió , y llamaron a Miguel el costalero que minutos antes despedia su mujer. ¡Miguel , Miguel que Blanca ha roto aguas! El hombre nervioso salio rapidamente del paso encharcado en sudor frio en busca de su mujer que sentada estaba en un banco.
El hermano mayor mando seguir la Hermandad su camino, Miguel y Blanca corrieron hacia el coche que estaba aparcado en el mercado de San Agustin , los nervios de primerizos les recorrian todo el cuerpo.
A su paso se encontraron que bajaba de lo alto del Albaycin la Hermandad de la Aurora, Miguell la miro con un gesto rapido pidiendo que todo saliera bien mientras bajaban la calle Candeleria.
Blanca puso en el coche la faja para no manchar nada, los dos, camino del Hospital se miraban fijamente con una sonrisa nerviosa a lo que susurraban ya esta aquí la pequeña Elvira.
Y asi fue tras un corto pero intenso tiempo de espera como vino al mundo la niña de sus ojos.
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