LO TENGO MUY CLARO
Cuando vuelvo de Triana para Granada en las noches frías de invierno, el cansancio de una noche costalera por las calles del arrabal, y el sueño de un día duro de trabajo, se apoderan de mí dejándome vagabundo entre líneas continuas y discontinuas.
La soledad es mi compañera en esas dos horas y media que separa mis sueños de la realidad. A veces el miedo a quedarme dormíos hace que me ponga nervioso, y baje las ventanillas entrando un frío de muerte. Pero todo eso no es suficiente para pasar esas dos horas lo mas despejado posible y la radio a veces hasta molesta.
Y me tomareis por loco, pero uno de esos viajes ya llegando a mi destino y casi con los ojos cerrados y algo lagrimosos, me da por pensar en los kilómetros anteriores y en como a sido los últimos pueblos pasados, pero os aseguro que no mi acordaba de nada y la sensación era que en algún punto de la A92 alguien me cogio y me puso entrando en mi calle.
Y lo tengo muy claro que desde ese momento, cuando parto de Triana, me guía una Estrella siendo mi guía y guarda hasta llegar a Granada.
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